¿Qué es el ojo rojo?

Los ojos se ven enrojecidos generalmente, por efecto de la inflamación de la membrana (capa) transparente y delgada que recubre la parte más externa del globo ocular y la parte interna de los párpados, llamada conjuntiva.

La función principal de la conjuntiva es proteger el globo ocular, y permitir que este se mueva constante y libremente en todas las direcciones sin alterar la fricción debido a la lubricación de la lágrima (también conocida como película lagrimal).

El ojo rojo (con frecuencia llamado conjuntivitis) puede presentarse por diferentes causas como infecciones, alergias, contacto con sustancias químicas, traumatismos y mala lubricación. Estas situaciones pueden irritar a la conjuntiva y enrojecer los ojos.

La conjuntiva tiene pequeños vasos sanguíneos (arterias y venas) que transportan nutrientes a través de la sangre, formando una parte esencial de los mecanismos de defensa cuando aparece un estímulo negativo que puede llegar a inflamarla.  El ojo, debido a su exposición a elementos externos está predispuesto a inflamarse, enrojeciendo al liberarse sustancias que dilatan sus vasos sanguíneos.

Algunas veces la conjuntiva se hincha, es decir, retiene líquido de inflamación.  Otras veces puede producir una sustancia pegajosa que se conoce como secreción o lagaña. La conjuntivitis puede ocurrir en uno o en ambos ojos, y si es de tipo infeccioso puede ser muy contagiosa, transmitiéndose fácilmente de persona a persona. Existen conjuntivitis (las no infecciosas), que no son contagiosas. Y de hecho, existen otras causas diferentes a la conjuntivitis que causan enrojecimiento ocular, y que el especialista en oftalmología debe examinar y definir su origen.

La conjuntivitis infecciosa por virus es la principal causa de ojo rojo; sin embargo, en mi práctica diaria en la Clínica para el Ojo Seco, observo cada vez más la presencia de ojo rojo leve a moderado en personas que pasan largas jornadas frente a pantallas o trabajando a distancia cercana, y sin tomar descansos periódicos.

La disminución en la frecuencia del parpadeo y/o los parpadeos incompletos causan una evaporación aumentada de la película lagrimal, produciendo sequedad de la superficie y enrojecimiento de la conjuntiva. Este cuadro se conoce como síndrome de fatiga visual digital y puede confundirse con una conjuntivitis.

Esta situación lleva con frecuencia al uso indiscriminado de gotas vasoconstrictoras o descongestivas, que reducen momentáneamente el grosor de los vasos sanguíneos, aminorando el enrojecimiento y, a veces, blanqueando los ojos.

En ese sentido, la automedicación de tales gotas oftálmicas (como la nafazolina, la fenilefrina, o la oximetazolina), con el tiempo pueden causar un “efecto de rebote” y llevar a más enrojecimiento después de un periodo corto de “blanqueamiento”.  Este efecto de rebote puede irse haciendo más intenso y constante. Por este motivo es muy importante, que cualquier persona con enrojecimiento ocular (sobre todo si es persistente o repetitivo) debe ser evaluado por un especialista que revise cuidadosamente con instrumentos especiales la superficie ocular y, de ser necesario, que realice pruebas especiales que midan la cantidad y calidad de lágrima, la cantidad y calidad de parpadeo y que tome fotografías con luz infrarroja de las glándulas de Meibomio.

** Importante para la acción **

Si tus ojos se enrojecen con frecuencia o súbitamente parecieran inyectados en sangre, sin presentar ningún otro síntoma, puedes realizar las siguientes acciones antes de acudir al oftalmólogo:

  • Utiliza lágrimas artificiales (sin descongestivos) de venta en farmacias. Estas gotas alivian la irritación y eliminan los alérgenos del ojo. Utilizalas hasta cuatro veces al día, procurando utilizar, lágrimas artificiales libres de conservador.
  • Utiliza gotas oftálmicas antihistamínicas (antialérgicas) de venta en farmacias, especialmente si eres propenso a las alergias estacionales; de preferencia bajo la recomendación de un especialista en oftalmología. Estas gotas ayudan a aliviar la comezón, cuando está presente.
  • Evita los factores desencadenantes o irritantes como el humo, los vapores, el polen, el polvo, el cloro o la caspa de las mascotas. Si no sabes a que eres alérgico o sensible, consulta a un especialista en alergias para que te haga pruebas para averiguar a qué eres alérgico.
  • Utiliza un ciclo corto de gotas descongestivas o vasoconstrictores. Estas gotas reducen el enrojecimiento de los ojos. Evitar su uso por más de tres días. El uso prolongado puede empeorar el enrojecimiento («efecto de rebote»)
  • Coloca compresas o paños fríos con los ojos cerrados, al menos dos veces al día durante 15 minutos, en cada ocasión
  • Lava tus manos con frecuencia
  • No toques tus ojos a menos que te hayas lavado las manos, y de preferencia, nunca frotarlos
  • Utiliza cambio de ropa de cama y toallas limpias a diario, sin compartirlas; en especial, si se sospecha de una conjuntivitis infecciosa.

Si estas medidas no ayudan después de unos pocos días, es posible que se trate de una infección ocular (incluyendo la presencia de conjuntivitis) o de otra causa de enrojecimiento ocular, y porque los tratamientos pueden ser diferentes, se requiere de una opinión especializada.

El ojo rojo por conjuntivitis infecciosa puede ser viral o bacteriano, y muy raro por hongos.

En caso de presentar otros síntomas asociados y no tener mejoría ante un esquema de manejo convencional es importante asegurarse que no esté ocurriendo algo más serio.

Las infecciones virales suelen mejorar por sí solas y no necesitan otros medicamentos. Las conjuntivitis infecciosas bacterianas requieren antibióticos en gotas. Ambos tipos de infecciones son contagiosas y se propagan con mucha facilidad.

Los médicos generales o los pediatras, pueden diagnosticar la mayoría de las infecciones oculares; sin embargo, los oftalmólogos tienen el equipamiento y la experiencia para realizar una evaluación más detallada y recomendar un tratamiento más específico.

Más rara vez, el enrojecimiento de ojos puede ser el resultado de un problema o enfermedad ocular más grave, como la uveítis o el glaucoma.

Para asegurarse de que tus ojos, ante un cuadro de enrojecimiento, reciban un tratamiento adecuado, consulta con tu especialista en oftalmología de confianza o acude a la institución que te sea conveniente, en especialmente, en las siguientes situaciones:

  • Si tus ojos repentinamente se vuelven rojos o inyectados en sangre
  • Si tus ojos están constantemente enrojecidos
  • Si tienes dolor, visión borrosa, molestia a la luz o presentan otras molestias
  • Si tienes alguna lesión en tu ojo como abultamiento, mancha o nube
  • Si tienes una secreción pegajosa en tus ojos

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