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Desiderátum: Salud Positiva vs. Salud Negativa

Escrito por Luz América Giorgi

Editado por José Antonio Paczka

La Organización Mundial de la Salud (OMS) en 1948 propuso una definición de salud que intentaba abarcar un enfoque muy amplio dentro del espectro de salud-enfermedad, donde el polo positivo sería el máximo estado de salud y el polo negativo, el estado más severo de enfermedad, mientras que, en el centro, existe una zona neutra en la que es difícil diferenciar si te encuentras sano o enfermo.

A partir de dicho enfoque de la OMS, ha persistido vigente hasta el día de hoy el concepto de salud como un estado completo de bienestar físico, mental y social, y no meramente la ausencia de afecciones o enfermedades. Una interpretación literal de esta definición sugiere que las personas y las comunidades saludables deben poseer ciertos atributos deseables y no solamente estar libres de enfermedad o incapacidad. 

El concepto anteriormente descrito me lleva a recapacitar diariamente sobre cómo debo abordar cada caso clínico de las personas que llegan a mí solicitando mi ayuda profesional. En este sentido, me ha ayudado mucho el conocimiento de los principios y aplicaciones de la Salud Positiva.

La Salud Positiva ha sido definida como el estado relativo de bienestar físico, psicológico y social que toda persona puede alcanzar si todas sus necesidades básicas están cubiertas. Es un estado que va más allá de la ausencia de enfermedad, interviniendo estrategias que nos permiten adaptarnos a diferentes ambientes en los que nos desenvolvemos cotidianamente, como son el familiar, el laboral, el escolar y el social.  Este concepto ha venido desarrollándose desde hace más de 80 años, sin embargo, aún no hemos podido hacerlo nuestro, vivirlo y experimentarlo como si formara parte de nuestro ADN.

La gestión de la salud positiva implica, entre otras cosas, implementar una estrategia que va desde la promoción de la salud dentro de nuestros hogares, la inclusión en los programas educativos de las escuelas hasta el involucramiento de nuestros gobiernos en temas de salud pública para la formación de comunidades saludables.

Los médicos en el hemisferio occidental necesitamos agregar a nuestras herramientas del día a día cuestionarios de calidad de vida (los cuales, por cierto, ya se han aplicado en una multitud de estudios de investigación), que permitan conocer de una manera integral a nuestros pacientes y así poder facilitar la construcción de un mapa mental o línea del tiempo del plan más adecuado para administrar su salud.

Si la comunidad se fortalece a través de la educación (incluyendo los fundamentos de la salud positiva) paralela a cualquier realidad política, económica y socio-cultural, aumentarán las posibilidades de que se desarrolle una sociedad más sana.

Hay preguntas clave que podríamos hacernos, como ¿quién es el responsable de la salud de cada persona? y ¿quién debe ser el decisor final en los temas de salud? A estas previas debe agregarse otra pregunta central, en la que debemos enfocarnos, tomando en consideración que ya se da por sentado el derecho a la vida: ¿cuál es el derecho humano primordial? Sí pensamos racionalmente no cabe duda que este derecho es a estar sano. En occidente en general, los programas médicos de formación universitaria están orientados a capacitar los profesionales de la salud para tratar fundamentalmente la enfermedad, dejando como material secundario el derecho humano primordial antes descrito, el de promover la salud.

La práctica y orientación de la medicina contemporánea requiere ir más allá, haciéndose necesario impulsar las aplicaciones de toda la evidencia científica sólida de cómo las personas podemos lograr la felicidad. Aunque este enunciado parecería ser un material inspirador de autoayuda, cada vez se tiene acceso a bases rigurosas para el desarrollo de estrategias que podrían ayudar a las personas a construir una realidad más satisfactoria, a través de la Salud Positiva.

Si dejamos atrás el paradigma tradicional de esperar a tener síntomas (en especialmente si son severos) para atendernos y cada uno de nosotros (con una formación en los principios de la Salud Positiva) podríamos hacernos cargo de mejor manera de nuestro propio proceso de salud y apoyar a nuestra familia, ya sean hijos en la infancia o en la adolescencia, o adultos mayores; más aún , podríamos fortalecer nuestra participación de una forma más virtuosa en nuestra comunidad, pudiendo generar un cambio que impacte sobre la eficiencia y eficacia de nuestro sistema de salud y el respeto a los derechos humanos.

Partiendo del hecho, de que, salvo en situaciones muy excepcionales, son muchas más las personas sanas que las enfermas, es necesario tener como objetivo prioritario mantener sana a la gente sana, trabajando sobre la historia natural de la salud, sin dejar de atender a la enfermedad cuando está aparezca y sin dejar de respetar el poder curador de la naturaleza dado que la condición natural de la especie humana es estar sana. (Ryle 1948, 1988, profesor emérito de Medicina Social de la Universidad de Oxford, Aletheia 37, ene./abr. 2012)

A partir de las reflexiones previas se puede llegar a una encrucijada: se gestiona salud negativa (enfermedad) o se gestiona salud positiva. Si se gestiona solo la enfermedad y toda la infraestructura que conlleva (recursos humanos, edilicios, científicos, tecnología, actores económicos, etc.) cada vez será mayor la carga de morbilidad (proporción de una enfermedad en la población) de las sociedades. Por el contrario, si lo prioritario está destinado a proteger y promover la salud, la carga de morbilidad disminuirá significativamente. Justamente, el paradigma de salud comunitaria tiene como eje la gestión de salud positiva y su componente principal es la comunidad, quien tiene el poder de decisión último. Sin duda, esto implica en primera instancia crear centros o clínicas que apliquen conocimientos científicos específicos y cuenten con la tecnología necesaria para la protección y promoción de la salud, con la participación de las ciencias básicas de la salud y las ciencias sociales, decisivos para la comprensión del desarrollo humano integral junto la protección y promoción de su condición habitual de estar sano. Hoy es necesario un proceso de construcción mancomunada con la comunidad. La participación activa de profesionales de la salud y comunidad es fundamental para una gestión exitosa de la salud positiva.

Mi testimonio

¿Y saben? Los médicos también nos enfermamos y tomamos el papel de pacientes… Hace 15 años aprendí que así como decidí un día enfrentarme a que fuera extraído un riñón dañado que permaneció por años dentro de mi cuerpo sin funcionar y a cambio me producía mal estado general, cansancio y  depresión entre otros malestares, también tenía que aprender a tomar  decisiones sobre mis hábitos de sueño, nutricionales y de ejercicio… hace 4 años no consumo gluten, ni lácteos y mantengo una dieta lo más balanceada posible, siempre pensando en el bienestar de mi cuerpo; hoy practico mindfulness y hago ejercicio al menos 150 minutos a la semana, y lo mejor de todo, en compañía de mi esposo…juntos nos apoyamos y lo hacemos muy divertido. Estas decisiones cambiaron positivamente mi vida y me llevaron a tener un propósito de vida, fundar este centro de salud Positiva Ocular.

Juntos construyamos una realidad más satisfactoria… Ver bien para Vivir bien…

3396884138

www.saludpositiva.mx

Positive Vision Center es para la Comunidad Jalisciense…la decisión de permanecer sanos está en nuestras manos… Cuidamos tus ojos…. Cuidamos de ti

*Desiderátum: Deseo o aspiración que aún no se ha cumplido. Cosa que es la más digna de ser apreciada en su línea.

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